Amiga

Te felicito por tu proceso de introspección. Estoy segura de que estás viviendo muchos cambios y por cómo sonabas en el audio que me mandaste eso es importante para vos y espero que cuando hayas terminado de hacer todo lo que necesites te sientas más libre y más vos.
Sin embargo yo soy tu amiga y siempre voy a serlo. No hay mensaje de audio, terapia, ni frecuencia de vida en la que dos personas tengan que sintonizar que pueda cambiar eso.
Me parece muy bueno lo que estás haciendo. A mi me cuesta mucho ser sincera con los demás, y especialmente conmigo misma, y aunque mi primer reacción fue sentarme acá a escribirte para putearte, respeto lo que estás haciendo. No lo entiendo, pero lo respeto.

Siempre te vi como una persona de razonamientos profundos y a menudo aunque no lo notes, has sido mi modelo de referencia en cuanto a como una persona debe manejarse en la vida, por eso me sorprende mucho cada mínima vez que te he visto cometer un error.

No soy tu novio para que andes mandándome un audio  del tipo "No sos vos, soy yo". Las amistades no se cortan, en todo caso se desvanecen en el camino ¿Sabés por qué? Porque un verdadero amigo, se puede enojar, puede disentir, puede cambiar de maneras inexplicables. Hasta se puede volver incómodo. Pero si las amistades dejarán de existir por cada uno de estos cambios de ánimo y circunstancias, el concepto de amistad no existiría.

Vos hablaste de otra cosa, de que la amistad ya no es amistad, y que te sentís diferente a otros momentos. Yo no se si lo que vos sentiste en su momento fue un vínculo de amistad o no, por eso te hablo desde mi punto de vista y voy a tratar de no hablar de "nosotras". Pero en definitiva cuando termine de escribirte me voy a quedar con la duda de si fuiste mi amiga o no, pero sin ninguna duda de que yo soy y siempre seré tu amiga.

Creo que lo que sentís es normal y pasa en todas las relaciones. Los diferentes vínculos y etiquetas hacen que sea posible o no plantearnos en qué tipo de relación uno está parado. Te escuché muy segura y no espero que estés de acuerdo con lo que te digo, pero de la misma forma en que dejar de hablarle a una prima no hace que esa persona sea menos prima, dejar de ver a un amigo no lo hace menos amigo.

Cada uno es responsable de lo que ha domesticado. Y nosotras nos hemos domesticado, Amiga. 

Es verdad lo que decís, estamos en diferentes sintonías. 
Lo se desde que viajamos. Ese día malinterpretaste todo lo que pasó, y traté de explicartelo tres veces seguidas. Ojalá hubiera guardado la carta que te escribí ese día en el colectivo volviendo para Mar del Plata. No me acuerdo un choto de lo que decía, pero me acuerdo que estaba buena y explicaba todo claramente. También te decía lo mucho que te quería, con un dibujito de nosotras dos agarradas de la mano y hasta un BFF.

Hacer cambios y tomar decisiones es la parte más fácil de ser sincero con uno mismo y con los demás. De pronto ves lo que lograste, luego de hacer todos esos cambios, y parece que está la casa en orden. Pero si no te ocupás del cambio más profundo, de modificar esas acciones que te llevaron con el paso del tiempo a necesitar cambiar cosas de tu vida, no te van a servir de nada.

Te doy un ejemplo más claro: si la casa está sucia y querés una casa limpia, podés limpiarla o también podés mudarte a otra casa. Yo creo que te estás mudando a otra casa. Mudarse es muy bueno cuando estas buscando un nuevo lugar donde vivir, pero si estabas buscando poner en orden la casa, no vas a lograr estar en paz hasta que logres hacer limpieza. 

Nuestra amistad se hubiera merecido una limpieza. La casa tiene sentimientos. 

Estoy triste porque no me entra en la cabeza el mensaje que me mandaste.  Me pareció cruel y egoísta. Lo primero que pensé fue "Bueno, por ahí estos últimos años que estuve tan mal me convertí en una persona con mala energía" o "siempre que llamo a mis amigos es porque necesito que me ayuden con algo" y empecé a buscar el error en mi. Y después me di cuenta que no hay un error, porque los amigos están para eso. 

¿Qué necesidad había Amiga? Nos vemos... 10 veces al año ¿En serio te cambia tanto hacer un decreto sobre qué somos y qué no? Que te hayas tomado tal molestia me hace sentir que me has abandonado, y no me sentiría así aún si nunca te volviera a ver y no me hubieras dicho nada.

Ese es el precio de la sinceridad brutal. Decir la verdad a los cuatro vientos no te va a hacer sentir mejor con vos misma si en el camino lastimás a los que querés. O quisiste. 

Espero que logres descubrir la forma de que tus deseos y tus sentimientos estén en paz. 
Tal vez sea más práctico que te des permiso de tener exabruptos como el resto de los mortales. 

Pilot

Hoy me desvelé.
No me pasa seguido, soy de muy buen dormir y hasta hace unos años mis horarios eran más bien nocturnos. Pero luego de un lustro de práctica en tener horarios normales, puedo decir que esto es desvelarse.
Hace unas semanas tomé coraje y avisé en mi trabajo que pronto, ya no trabajaré más ahí.
Fue un viernes. Ese fin de semana dormí placenteramente, como hacía tiempo que no dormía (soy de buen dormir, eso no significa que sea de buen soñar ni de buen descansar, solo que tengo una gran capacidad para quedarme dormida).
Ahora ese efecto ya pasó. Sigo con la tranquilidad de haber hablado, pero empieza a aumentar la ansiedad de definir a qué rumbos me llevará la decisión que tomé.
Empecé a escribir para aquietar mi mente y limpiar de ideas mi cabeza.
De a poco viejas cosas que había olvidado se van despertando.
Siento que en mi lucha por crear hábitos saludables e intentar ser una persona normal, me pasé un poco de mambo y abusé del piloto automático.
Últimamente me estuve acordando de esa película que tan mal me cae, "Click" y como el chabón luego de zarparse adelantando, vuelve a rebobinar su vida solo para ver todos los momentos que se perdió. Me siento de esa forma... como si me hubiera mantenido el último tiempo dejando que la inercia de la vida de lleve hacia adelante en el tiempo sin hacer nada realmente valorable para estar en el lugar en donde estoy ahora.
Supongo que es algo que cada tanto pasa, cuando uno se acostumbra, luego de hacer un avance, y tu zona de aprendizaje se convierte en tu zona de comfort, y a pesar de los logros, si no te seguís moviendo, todo vuelve a sentirse igual que antes.
Pero yo creo que si te mantenés mucho tiempo así, vas perdiendo cosas en el camino. Me cuesta explicarlo pero, por ejemplo, esta boludez de escribir en un blog, 6 meses atrás, hubiera sido casi imposible de hacer. Simplemente no estaba acá mismo presente en mi vida como para poder hacerlo.
Es una visión bastante injusta hacia el pasado. Dentro de 6 meses podría estar diciendo exactamente lo mismo sobre el día de hoy.

Ni reina ni princesa. Soy una emperatriz.

"¿Me las llevo o no me las llevo?" Pensé.
Todas las semanas me hago la misma pregunta. Me voy mudando de a pequeñas porciones a mi nueva casa y cuando voy a mi viejo departamento, lleno alguna que otra caja con cosas, preparo las paredes para pintarlas, le doy de comer a la gata y trato de recordar si hay algún tesoro pendiente de ser trasladado que me quiera llevar en la mochila.
Ahí estaban mis cartas de tarot. Nunca aprendí a usarlas y estuvieron juntando polvo los últimos años. Sin embargo hoy las vi dentro de la misma caja sin cerrar donde están hace varias semanas, y dudé. Las tomé con mi mano, miré más de cerca y luego decidí devolverlas a la caja.
Fue un día largo y a la tarde fui a la plaza para llevar una plantita que le había prometido a alguien en la Gratiferia.
Entregué la plantita, recibí unas tacitas que Helena me tenía guardadas, miré qué más había por ahí y me puse a charlar con Fernanda.
Ya había charlado con ella en otras ocasiones, pero lo que me sorprendió fue que después de un rato me ofreció leerme el tarot. En ese momento recordé cómo me había quedado mirando las cartas más temprano.
Los escépticos lo llaman casualidad. Los que creen en la sincronicidad lo llaman "señal". No puedo asegurar realmente de qué se trata, pero si que cuando eso pasa, se siente como si estuviera viviendo algo que fuera destinado a ser así. (No hablo de destino en un sentido restrictivo sino más bien, como algo que ya conocías pero te habías olvidado que estaba ahí.)
-Ésta sos vos. - me dijo Fernanda, señalándome la única carta que estaba apoyada en el pasto.-
"Claro que soy yo", pensé. Hace meses que tengo esta frase en la cabeza tratando de convertirse en canción."Ni reina ni princesa. Soy una emperatriz.".
Y ahí estaba yo, tirada en el pasto, devolviendome la mirada: la Emperatriz.

Final

Cuando se acerca el final las imprudencias se tornan impunes.
La expresión emerge.
Las palabras gritan.

En el principio no suele ser así.
Y cuando el final se termine y de a luz un nuevo comienzo, tampoco pasará.

Ojalá pudiera mesurar las acciones y no recurrir al vértigo de la crisis para poder simular que tengo algo de valor. En el final no hay miedo, si lo hay no se trata del final.

Hace días que vengo con esta idea en la cabeza y no tengo ningún tipo de pena al respecto. Es una de las mejores claves para saber en qué lugar uno está parado.

Los viejos concuerdan en que es mejor arrepentirse de lo que uno hizo y no de lo que dejo de hacer.

Mi lista de arrepentimientos va exponencialmente en esa dirección.
Lo cual solo significa que siempre va a haber arrepentimientos, porque cuando estás tan seguro de hacer algo, probablemente más tarde te arrepientes de no haberlo hecho antes.

Canciones son hechizos

Hace muchos años que no escribo canciones. Mis canciones siempre fueron mi manera de desahogarme, de sacarme la tristeza de encima.
Hubo tiempos en los que simplemente, no me permitía escribir canciones. A veces las palabras que te ayudan a desahogarte salen sin filtro, y la música que te ayuda a desahogarte nace sin elección de género. Y luego tenés como resultado una cumbia con una letra digna de una canción de Pimpinela, y es lo que te hace bien y lo que sale de vos en ese momento, pero no necesariamente por lo que querés que los otros te conozcan como autor o compositor.
Mostrar canciones propias es otro tema. La música y la letra pueden ser perfectas para vos, para tu situación en particular, pero salvo que seas una gran personalidad y la gente pague por conocer tu vida privada, ese tipo de canción no capta mayor público que vos mismo. Y nació para eso.
Pero de lo que quiero hablar es del poder de la canción.
Cada canción es como un hechizo. Si te la pasás cantando una canción triste, tu vida se va a convertir en eso. Suena ilógico, pero es así. Otras personas que escriben canciones también lo han comprobado.
Mi inspiración siempre fue el amor y la tristeza. Mis canciones no me llevaron a buenos puertos.
Así que un día dije "Esto me está haciendo mal" y agarré mi última canción, le cambié la letra, y en lugar de una canción sobre una relación que no funcionó, tuve una canción esperanzadora que hablaba de conocer a alguien más, a un amor de verdad.
Unos meses después, conocí a mi novio. Y no volví a escribir más canciones tristes.

Mapa de Bits

Cuando tenía tres años, me subía a la cama de mis padres y (mirándome al espejo) jugaba a hacer mi programa de televisión, llamado "Victoria en el espejo". Ahora que soy grande tengo un blog que se llama Mapa de Bits, porque me dicen Bits, y supongo que entre un espejo y un mapa, hay cosas en común.
Antes la vida era lo que percibía con mis ojos, lo que veía en el espejo. Ahora el espejo me devuelve imágenes complejas, difíciles de descifrar. El conocimiento de mi vida y de mi misma es realmente una búsqueda del tesoro.
Y no tengo ningún mapa para encontrar ese tesoro, pero tal vez pueda inventar uno.

Karma Police

Últimamente siento que la debo haber cagado en grande en mi vida anterior. Es la única explicación que encuentro para justificar todas las cosas que me tocan vivir.
Cuando era chica, siempre agradecía a Dios por todo. Había momentos malos pero siempre me sentí muy agradecida. Y lo decía, rezando.
Un día llegué a la conclusión de que ya estaba para cosas más grandes y se me ocurrió, además de agradecer, decirle a Dios que no hacía falta que fuera tan bueno conmigo, que me pusiera pruebas y yo las enfrentaría con éxito. Y más o menos a partir de ahí, todo en mi vida se fue al carajo.
Dicen de Dios, que nunca pone en tu camino más de lo que uno puede llegar a manejar. Dicen de la vida, que lo que no te mata te fortalece. Hasta inventaron una palabra para esto último, "resiliencia".
Supongo que debería aspirar a eso, a aumentar mi resiliencia, ver el lado postivo, pensar que cuando todo esto termine, voy a haber saldado grandes deudas kármicas.y voy a ser una persona mejor.
Es lo que hago siempre, todo ese paquete de cosas. Es lo que me deja la cabeza libre de preocupaciones. Pero por alguna razón, de repente, no tengo la capacidad para hacerlo. De repente todo lo que estaba bien, está mal. Y no se cómo se maneja esto.